martes, 15 de julio de 2014

Climas


Exquisita prudencia

Exquisita prudencia la de mi boca y la suya 
por ese dedo abeja que libó entre murmullos y distensiones golosas, 
las sucesivas floraciones de mi anémona nocturna.



El príncipe rojo

Dulce y hermoso como la sangre
el príncipe rojo ante mí.
Come y bebe del banquete
de mi cuerpo
hasta hartarte.
Hasta que la venganza deje de ser,
por tu espada,

la voz que clama en el desierto.


Veladamente

Veladamente, descorriendo pestillos,
ha llegado hasta mi cuarto
una pantera translúcida con la piel de diamante
que me morderá la nuca cuando menos lo espere.
      
Es el deseo.



Si todo cambiase

Si todo esto cambiase,
si me dijera usted, de pronto, que me ama,
yo ni me detendría para hacer la maleta.
Huiría luchando contra el miedo a la      
costumbre de su cuerpo.




Quién es esta sombra

Quién es esta sombra
que aterriza limpiamente en mi cuerpo
como un halcón.
 Su garra me frena las muñecas y la huida.
 Su aliento de niebla va sajando despacio,
los tersos y ahora bermejos visillos de mi vientre.



Almudena Guzman
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