Brinda por mí sólo con los ojos
Y yo haré un brindis con los
míos,
O soltaré un beso en la copa,
Y no pediré más vino.
La sed que nace del alma
Reclama un vino divino,
Y aunque pudiese beber el néctar
de Jove,
No lo cambiaría por el tuyo.
Una guirnalda de flores te fue
enviada,
No tanto para honrarte
Sino para darle la esperanza
de que no se marchitara;
Mas sobre ella apenas respiraste
Y la enviaste de nuevo hacia mí;
Desde entonces crece y huele, lo
juro,
no a sí misma, sino a ti.
Ben Jonson
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